I. EL EVANGELIO

El evangelio es el mensaje que Cristo predicó sobre sí mismo, el cual consiste en lo siguiente:

Que Dios mismo ha venido a rescatarnos del poder de la muerte y del pecado y a renovar la creación a través de la vida, muerte y resurrección de Cristo a favor de nosotros.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  Juan 3:16

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.  Juan 10:11

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Romanos 10:9-11

Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.  Hebreos 10:12

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.   1 Juan 1:7-10

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.  Romanos 8:19-21

Todas las religiones del mundo dicen: Obedezco para ser aceptado. El cristianismo por el contrario dice: Soy amado y aceptado en Cristo por eso obedezco. Somos amados por Gracia, es decir, inmerecidamente.

 En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia  Efesios 1:7

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.  Efesios 2:8-9

 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia (por cumplir todos los mandatos de Dios), entonces por demás murió Cristo. Gálatas 2:21

 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia.  2 Tesalonisenses 2:16

 El evangelio debe influir completamente en la forma en la que la iglesia sirve:

  •  A la Ciudad y a la cultura de esa ciudad.
  • Debe ser el que motive la adoración y la oración.
  • Debe ser el centro de nuestra predicación, enseñanza y actividades.
  • Debe hacer de la Iglesia un lugar en donde se desarrolle una nueva cultura.
  • Debe motivarnos a promover la justicia.
  • Debe Integrar la fe y el trabajo cotidiano.
  • Debe motivarnos a fundar nuevas iglesias.

II. AMAR LA CIUDAD

Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. Jeremías 29:5-7

“En este pasaje el profeta anima a los israelitas a vivir de acuerdo al llamado que Dios les ha hecho para bendecir la ciudad. No importa cuál sea la razón por la que alguien vive en la ciudad, lo qué Dios desea de los cristianos en la ciudad es que vivan plenamente en medio de sus circunstancias presentes. Compren casas, renten departamentos, es lo que Dios nos ordena. Encuentren su vocación y participen de las actividades económicas. Compren y vendan. Den y tomen. Amen su vecindario; comprométanse con su gente. Rían y lloren con ellos. Celebren y duélanse con su prójimo. Hagan de ustedes y de sus familias una inversión para la ciudad. Sean la presencia del Señor a dondequiera que vayan. Denle sabor a la vida de la ciudad con la belleza de sus vidas, eviten la descomposición social de la ciudad, hagan que la luz de Dios brille en medio de las mentiras de los poderosos, exhiban la calidad de vida que Dios quiere darles a todos los que viven en esa ciudad. Conviértanse en la presencia transformadora de Dios en sus trabajos, su escuela, y comunidad para que sus vidas sean aroma fragante delante de Dios. Vivan, muévanse y manifiéstense como aquellos que representan a Dios en medio de la ciudad y así, en forma apacible y humilde bendigan profundamente, la ciudad, su vecindario, su lugar de trabajo, su familia y aún a ustedes mismos.”     Tomado del libro: City of God-City of Satan de Robert Linthicum. Página 161

La voluntad de Dios para sus hijos es amar a las ciudades y que la iglesia sea un elemento de transformación y bendición. Es nuestro deseo que podamos ver los valores y cultura del cristianismo influyendo en la cultura y los valores de la sociedad. Estamos comprometidos a buscar y orar por la paz de la ciudad. Que el reino de Cristo sea manifestado al producir un cambio en las estructuras sociales y sobre todo al darles esperanza a sus habitantes por medio del mensaje del evangelio.

III. SERVIR A LA COMUNIDAD

Cristo afirma que la iglesia es la sal de la tierra, una ciudad  asentada sobre un monte, una lámpara en medio de la oscuridad. En medio de una sociedad como la que vemos a nuestro alrededor en la ciudad de México debemos preguntarnos ¿Cómo debe la iglesia luchar en contra de la injusticia y la opresión?.

Tim Keller  nos ánima a pensar más allá de los extremos de los grupos conservadores y liberales.

“Los problemas sociales no pueden solucionarse con una perspectiva capitalista, es decir, de una manera individual. Ni como los socialistas, de una manera colectiva.”

Lo que la iglesia debe promover es una visión del hombre y de la sociedad en relación a Dios. Ésta es la manera más eficaz de participar en la acción social. La Iglesia sabe que la causa de la pobreza y la opresión está en el pecado, en la rebelión e indiferencia hacia Dios y en la consecuente maldad de los hombres. Thomas Chalmers, quien fue un reformador social en Escocia dijo que la iglesia puede hacer lo que el gobierno no puede, ya que para él, solo la iglesia puede identificar y ayudar a sanar las causas espirituales de la pobreza. Sin embargo tenemos que reconocer que por mucho que la iglesia haga a este respecto, la transformación social, aunque sea sustancial, no será total ya que no vivimos aún en la plenitud del Reino de Cristo.

En este contexto social y espiritual la iglesia debe reconocer de manera muy clara que parte esencial de su naturaleza es atender las necesidades de la comunidad que le rodea. La iglesia debe convertirse en una parte vital de la renovación social y dejar de ser un espectador pasivo de la corrupción.

Cristo dice en Mateo 24: 31-46

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él,(F) entonces se sentará en su trono de gloria,y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;  estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna

Esta advertencia no es solamente una petición de justicia social, sino que Dios nos llama a valorar la condición de nuestra fe  y compromiso con Él por medio de evaluar la forma en la que trabajamos por el bien de los demás.

La reforma social que busca la iglesia debe ir más allá de solamente atender las necesidades físicas de los oprimidos, sino que debe luchar activamente por transformar las estructuras y condiciones que crean la miseria humana. No solamente se debe curar la herida del los heridos, debemos señalar y denunciar a los que han causado la herida. —  Tim Keller (Ministries of Mercy) Página 180

Es nuestro deseo establecer Iglesias locales que entiendan su responsabilidad hacia la comunidad y que en lugar de servirse de ella puedan ayudar a su transformación y bienestar.