Las doctrinas son como cercas construidas al borde del abismo. Supongamos que estamos en lo alto de una meseta, rodeada de precipicios y despeñaderos, algunos de ellos ocultos entre la maleza. En tiempos pasados, algunas personas incautas han caído en esos precipicios. Como resultado de ello se han ido construyendo cercas y señales que nos advierten de los peligros. Las cercas no nos dicen donde debemos estar exactamente. Pero si somos sensatos, trataremos de permanecer dentro de los límites de las cercas y las señales de peligro.
Las doctrinas surgieron en respuesta a las herejías. Las doctrinas no nos dicen qué debemos de creer, sino que nos advierten contra lo que no hemos de creer. Nos ayudan a ser fieles al evangelio. Pero no son el evangelio.
La salvación no es por fe en las doctrinas, sino por medio de la fe en Jesucristo.
You must log in to post a comment.