Mira el mensaje que envía Dios en la mujer, ella refleja el corazón de Dios, quien no solo nos anhela, sino que anhela ser amado por nosotros, ¡cuánto hemos ignorado esto!. Lo vemos como fuerte y poderoso, pero no vulnerable hacia nosotros, que necesita que lo deseemos. El gran deseo y la capacidad que tiene una mujer por las relaciones de intimidad nos habla del gran deseo y la capacidad de Dios por la intimidad (Juan 17:3). Él quiere que lo amemos, ser deseado.
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