Confesiones de un Ex Apolinario

Por Trevin Wax (Editor de LifeWay Christian Resources of a resource titled TGM – Theology, Gospel, Mission) Publicado el 2 de Novimbre del 2011 en Reformed Theology (Traducción de Víctor Hugo Cruz-Sarmiento)

Por mucho tiempo creí una herejía. No, nunca me excomulgaron o me amenazaron con quemarme en la hoguera. Es más, nunca nadie se dio cuenta de que era una hereje.

Fue durante mi primer año de seminario que descubrí mis errores teológicos. Nuestro profesor de teología sistemática estaba tratando de explicarnos algunos aspectos de la Cristología, a lo cual dedicó un buen tiempo mostrándonos varios textos bíblicos que hablaban de la naturaleza humana y divina de Cristo. Hasta ese momento todo iba bien.

Entonces, el profesor empezó a enlistar una serie de herejías que tenían que ver con la Trinidad, hasta llegar a la herejía Apolinaria, la cual describe  a Cristo como “un alma divina encerrada en un cuerpo humano.” Al continuar con su descripción, sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. Me di cuenta de que a pesar de que esa herejía jamás se había enseñado en mi iglesia o en mi hogar, de alguna manera se había implantado en mi mente como la forma más lógica de explicar las dos naturalezas de Cristo. Asumí que esto significaba que Jesús, como Dios encarnado, era una mente/espíritu divino envuelto en un cuerpo de carne y hueso.

Aunque me pareciera lógico esta idea era un error y mi profesor nos explicó como este hombre llamado Apolinario, que creía lo mismo que yo, fue condenado como hereje en  el año 381. Así fue como descubrí que yo era un hereje. Pero, ¿Qué significaba esto? ¿Era yo un verdadero cristiano? ¿Era un apóstata? ¿No era salvo?

De ninguna manera, recuerdo perfectamente cuando siendo aún niño entendí que necesitaba un Salvador y Dios reemplazo mi corazón de piedra por uno de carne. Durante mi juventud siempre quise seguir al Señor y serle fiel, por esa razón estaba en un seminario. La forma en la que comprendía la naturaleza de Cristo estaba equivocada pero era un cristiano genuino y en cuanto comprendí mi error a la luz de la escritura y por el testimonio de la iglesia a través de los siglos pude corregir mi posición y jamás tuve una duda sobre este asunto.

Así que, aquí estoy, un ex-Apolinario lleno de inmensa gratitud de que el Dios Trino me haya salvado aunque no comprendiera su Tri-unidad. Por la gracia de Dios comprendo que no es mi perfecto conocimiento de la naturaleza de Cristo lo que me salva sino Cristo mismo.

Una Enseñanza Ortodoxa no nos Salva…

Esta historia puede servirnos para recordar que, aunque de vital importancia, no es la ortodoxia teológica la que nos salva. Por favor, no quiero que se mal interprete mi posición. Creo con todo mi corazón que es nuestro deber estar firmes en la palabra de Dios para poder proclamar todo su consejo. La iglesia necesita las confesiones y los credos para mantener su pureza y espero jamás menospreciar la necesidad que tenemos de mantener la claridad y consistencias necesarias en todas las doctrinas fundamentales de nuestra fe, siendo un buen ejemplo, la doctrina de la Trinidad. Un Dios que no es Trino no puede salvarnos, de la misma manera que si Cristo no es verdadero hombre y verdadero Dios nuestra redención es imposible.

Al mismo tiempo debemos reconocer que nuestro Dios Trino puede salvarnos aún sin que comprendamos completa y exhaustivamente la doctrina de la Trinidad. Es posible que nuestra comprensión de Dios sea incompleta y aún así ser limpios de nuestros pecados. Es por esto que hombres como Martin Lutero, Juan Calvino y Ricardo Hooker podían afirmar, a pesar de su oposición a muchas  de las doctrinas de la iglesia Católica, que existía la posibilidad de encontrar algunos católicos que creían en la justificación por la fe solamente, aunque no tuvieran una comprensión profunda de esta doctrina. En otras palabras, somos justificados por la fe en Cristo, no por la fe en la correcta articulación de la doctrina.

En los círculos en lo que interactúo, creemos que este es un tiempo de tener convicciones firmes y  de no hacer concesiones. Debemos de profundizar en conocer quién es nuestro Dios y de qué manera ha conseguido nuestra salvación. Por eso estamos comprometidos a señalar los errores que hay en nuestras iglesias y advertir a los creyentes sobre los peligros de la mala teología. Sin embargo en nuestro esfuerzo por pensar y creer lo correcto podemos llegar a creer que la salvación está en la ortodoxia de nuestro pensamiento. Después de todo, los demonios tienen su teología sistemática bien organizada pero siguen siendo demonios.

Tim Keller señala con mucha claridad la manera en que podemos llegar a hacer de la ortodoxia teológica un ídolo:

“Una forma de idolatría se manifiesta en las diferentes comunidades religiosas cuando la verdad doctrinal toma el lugar de un dios falso. Esto ocurre cuando las personas confían en que su posición teológica les hace más aceptables delante de Dios que Su gracia. Este es un error muy sutil pero mortal. Una señal de que alguien ha caído en esta forma de auto justificación es que las personas se convierten en lo que el libro de Proverbios llama “escarnecedor.” Los escarnecedores constantemente muestran desprecio y desdén por sus oponentes más que paciencia. Esta es una señal de que no se ven a sí mismos como pecadores salvados por gracia sino que la confianza que tienen en su corrección teológica les hacer sentir superiores.” (Counterfit Gods, 131)

Entonces, es posible que la doctrina de alguien no sea del todo correcta y sin embargo esa persona realmente le pertenezca a Cristo. Por otra parte puede ser que alguien con su teología en orden escuche un día a Cristo decir, “Jamás te conocí.”

No es la teología ortodoxa la que nos salva sino el Dios que conocemos a través de la doctrina correcta. Es la realidad la que nos salva no el conocimiento de la realidad

Gracias a Dios que esto es así. Después de todo ¿Quien puede comprender las complejidades de la realidad trinitaria? ¿Quién puede entender las profundidades de la doctrina de la justificación? ¿Quién puede conocer completamente la persona y trabajo del Espíritu Santo?

Debemos agradecer a Dios que en este tiempo postmoderno y lleno de incertidumbre la Biblia sea una fuente real de conocimiento de Dios y sobre todo damos  gracias porque el Dios real ha elegido salvarnos aún cuando nuestro conocimiento de él es limitado.

 

…Sin Embargo, la Rebelión Persistente a la Doctrina Ortodoxa Revela lo que hay en el Corazón. 

Hemos establecido que la teología ortodoxa no es la fuente de nuestra salvación, pero debemos plantearnos ¿Que ocurre cuando alguien afirma enseñanzas falsas o poco claras sobre doctrinas de vital importancia?

Primero, debemos ser pacientes y considerar de donde provienen sus ideas, analizar su testimonio y conocer su punto de vista acerca de otros temas. No debemos asumir precipitadamente que esa persona sea inconversa y al mismo tiempo debemos cuidar que nuestro deseo de representar a Dios correctamente no nos lleve a representar mal a la persona que deseamos ayudar. Presuposiciones precipitadas y calumnias en contra de alguien son asuntos muy serios. No importa que tan bien hablemos de la verdad acerca de Dios si somos culpables de hablar mentiras acerca de nuestros hermanos.

Ya que la verdad es de suma importancia y la Biblia nos ofrece una visión clara y sólida del evangelio no debemos ignorar o descuidar las enseñanzas de doctrinas esenciales que sean contrarias a la Escritura. Así es que nuestra misión es animar a las personas que tienen errores doctrinales a reconocer lo que la iglesia reconoce como verdad bíblica.

Si la persona insiste en su error debemos persistir en corregirla, no porque la ortodoxia salve sino porque la verdad importa mucho. A Dios le interesa profundamente la forma en la que hablamos de Él, por eso buscamos la claridad teológica y afirmar lo que es correcto.

Si una persona abraza una posición herética a pesar de lo que la biblia y el testimonio de la iglesia enseñan, entonces debemos concluir que su resistencia a la verdad revelada de Dios es un signo de un corazón no convertido y no solamente un error en su interpretación de la Biblia.

Conclusión

En un tiempo en al cual la gente en general ha adoptado una visión postmoderna de incertidumbre y odio hacia el dogma religioso es más difícil poder sostener las siguientes afirmaciones: Que el aceptar la ortodoxia no salva y que el negar la ortodoxia es una señal de un corazón no convertido. Así que en nuestro compromiso por la verdad bíblica no debemos asumir que todas aquellas personas que aceptan una doctrina errónea están en el camino de la condenación y tampoco, por el hecho de alguien pueda creer en algo falso y al mismo tiempo ser salvo, descuidemos la pureza de  la verdad.